Fuente: autoscout24.es
Texto y fotos: Karam el Shenawy
El Civic Diesel es el único Honda de la actualidad que mantiene las siglas i-DTEC en su gama. Éste es uno de los mejores bloques de su categoría.
Si hace una década dijesen que el diésel se colocaría por detrás de la gasolina en intención de compra, nos hubiéramos echado las manos a la cabeza. No obstante, la realidad es la que es y dado que los gobiernos han demonizado por completo al gasóleo (cuando todavía es una parte esencial del sector), este se ha visto superado por la gasolina.
Esta situación ha provocado que los fabricantes hayan decidido abandonar sus motores diésel para centrarse en la electrificación ya sea total o parcial.
Honda es uno de los que ha decidido dar la espalda al gasóleo. Está eliminando este combustible progresivamente a medida que va renovando sus modelos. Así, los Jazz, CR-V o HR-V ya no podrán elegirse con otro combustible que no sea la gasolina o con algún sistema de hibridación.
Ahora bien, entre tanto cambio, Honda todavía mantiene un reducto para aquellos amantes del diésel. Sí, porque hasta que presente el restyling del Civic (algo para lo que aún faltan un par de años como mínimo), el compacto de 4,52 metros es el único de la gama que mantiene las siglas i-DTEC.
Todo un mechero
No es para menos. Porque la firma japonesa invirtió mucho en el desarrollo de este motor 1.6 i-DTEC. Éste, desde su primera aparición, demostró ser uno de los bloques más equilibrados y ahorradores del mercado.
Con 120 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 300 Nm a 2.000 vueltas, este bloque ofrece un comportamiento exquisito.
La respuesta es muy progresiva y ya desde las 1.400 rpm notamos como empuja. Esto nos permite afrontar cualquier situación sin tener que echar mano de la palanca de cambios. El tacto de la misma es preciso y rápido, como si estuviéramos conduciendo un Type R.
El comportamiento es de diez y consigue dibujarnos una sonrisa al ver el dato de consumo registrado. La homologación de Honda dice que este Civic i-DTEC consigue 3,5 l/100 km en ciclo mixto (ciclo NEDC). No obstante, cuando lo conducimos de verdad, el dato marcado por nosotros fue de 5,4 l/100 km. Ojo, no lo mencionamos como algo malo, sino como una de sus principales virtudes. Nos ha sido muy difícil conseguir que esa cifra subiera. Incluso realizando tramos de conducción más alegre, apurando más las marchas y disfrutando de la perfecta puesta a punto del chasis.
Muy deportivo
Otra de las grandes virtudes del Civic tiene que ver con su manejo. Desde siempre, el compacto japonés ha sido uno de los modelos más dinámicos de su categoría. Esta cualidad la mantuvieron los ingenieros al presentar esta décima generación. Además de consumir como un mechero, el Civic se convierte en un vehículo muy entretenido para afrontar un tramo con curvas, con cambios de apoyo constantes y sin perder agarre. Para lograrlo, se sostiene en una dirección rápida y directa y en un chasis que apenas emite balanceos.
Cierto es que los 120 CV quedan algo cortos en determinadas circunstancias, pero su progresividad ofrece un motor juguetón.
Una de las ventajas que ha tenido este propulsor es que no necesita AdBlue para superar la normativa gubernamental.
Personalidad propia
Para quien no lo sepa, el Civic es el modelo más importante de Honda. Su historia, 45 años y 10 generaciones, lo coloca en el top 5 de modelos más vendidos de la historia. 21 millones de unidades, por detrás de los Toyota Corolla (> 40 millones), Volkswagen Golf (31 millones) y Beetle (21,5 millones).
Cada una de sus diez generaciones ha asombrado por diferentes cualidades, teniendo como denominador común el diseño. En esta última, volvió a sorprender con un compacto distinto a sus rivales. Con una personalidad muy definida, pero menos arriesgada que la de la generación precedente. Sus rasgos externos están bien marcados hacia el dinamismo, dejando los tintes más elegantes para la carrocería Sedán.
De puertas para dentro, el Civic propone un habitáculo amplio. Dispone del mejor maletero de la categoría (478 litros) y con un puesto de conducción bien resulto y muy funcional. A destacar su elevada calidad, con unos materiales mullidos y de buen tacto así como unos ajustes perfectamente rematados.
Únicamente a nivel ergonómico encontraremos alguna pega, pues el salpicadero puede resultar demasiado caótico al principio, mientras que no entendemos el porqué de emplear menús infinitos en el cuadro de instrumentos.
Bien dotado
De los tres acabados disponibles para este motor, nuestra unidad de pruebas iba asociado al más alto de todos, el Executive. Con él, obviamente, no le faltará de nada pues salvo la pintura metalizada, Azul Deportivo en nuestro caso, que tiene un coste de 550 €, las llantas de aleación de 18 pulgadas (3.184 €) o el alerón trasero (553 €), lo demás viene de serie.
Es decir, que por 24.500 € trae incorporado el climatizador bizona, el techo solar practicable, la suspensión adaptativa, cristales traseros tintados, sensores de lluvia y luces, asistente de luz de carretera, acceso y arranque sin llave, Honda Connect con Navegación Garmin, pantalla táctil de 7 pulgadas e integración móvil mediante Apple CarPlay o Android Auto, cargador inductivo para móviles, sensores de aparcamiento delanteros y traseros con cámara posterior o el conjunto de ayudas a la conducción Honda Sensing.
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